¿Qué me pasa doctor?

Os he abandonado otra vez, pero es lo que tiene ser periodista amateur de un nicho de mercado tan reducido, si cobrara lo mismo que Luis del Olmo seguro que posteaba tres veces al día, pero para ganarme las habichuelas tengo que dedicarme a otros menesteres que me roban el preciado tiempo que dedico a esta humilde bitácora.

Muchas veces uno se pregunta porque no se ha dedicado a ser, por ejemplo, lateral derecho, interior izquierda o mejor aún, media punta que es un puesto en el que abundan los vagos con talentitis. Son muchos los factores, harían falta horas de psicoanálisis para que ver que sinápsis neuronal ha hecho cortocircuito y nos ha impulsado a algunos a colocarnos debajo de un larguero, pero casi todos los guardametas comparten ciertos rasgos de personalidad.

No sé si el hábito hace al monje, o es la vocación lo que le lleva a uno al monasterio, me explico, ¿Ser portero te hace ser de cierta manera? o ¿Por ser de cierta manera decides ser portero?

Comencemos la terapia, los porteros solemos ser gente de extremos...o la cosa está perfecta, o es un desastre...eso del punto medio, del equilibrio y del alineamiento planetario nos suena a leyenda medieval. Si es gol, mal; si no es gol, fiesta nacional. Seguro que ahora se os ocurren mil ejemplos de porteros impasibles, sólo disimulan, la procesión va por dentro.

Somos buenos dando órdenes, pero somos un poco desastre planificando: Ningún portero sigue las enseñanzas Zen y no verás su casa decorada al estilo Feng Shui porque eso supone pensar a largo plazo, la gente que vive del pasado o pensando en el futuro no es apta para esta posición...el aquí y ahora es lo que más nos importa. Somos buenos bomberos y malos empleados de banca.

Por último, que le vamos a hacer somos originales, en lo malo y en lo bueno, es por ello que hacemos una cosa que sólo hace uno de cada once futbolistas, necesitamos destacar aunque ello suponga dar la nota.

Bueno, eso es todo amigos, si sufres estos síntomas quizás seas un guardameta en potencia o simplemente estás como una regadera.