Un domingo cualquiera, en una ciudad cualquiera, en un partido de barrio cualquiera... un equipo se debate entre la vida y la muerte.
-Chicos, malas noticias, Paco está enfermo.
-¿Qué Paco está enfermo? ¡Estamos perdidos! ¿Qué es lo que tiene?
-No sé si es lupus, resaca o cuentitis aguda, pero no viene.
-¿Y quién se pone de portero?
-Ufff yo no puedo, las cervicales.
-Buenoooo, yo tengo un padrastro.
-A mí me lo impide mi religión.
-Pues lo echamos a suertes, como después del partido tengo que ir a jugar al mus tengo aqui la baraja, el que saque la carta más baja...tiene que defender el arco.
Manolito, con la mano temblorosa, toma su carta y descubre con horror que es el dos de bastos y efectivamente es la carta más baja. Manolito traga saliva, se enfunda el jersey con el número uno y se dirige a la portería como lo haría un condenado al cadalso.
-¡Ánimo Manolito! Que tienes una planta de guardameta "que quita er sentío", tú sobretodo grita mucho.
-¿Gritar? ¿Pero qué tengo que gritar?
-Tú grita y ya está.
-Pues vaya consejo que me das.
-Hijo, es que esto de ser portero es como ser cura...es vocacional.
-Pues ponte tú los guantes que tengo una crisis de Fe.
Manolito se sentía cada vez más pequeño y veía la portería cada vez más grande, era como una pulga ante la Puerta de Brandemburgo.
"Y esto como se hace...¿Me tiro o no me tiro? ¿Dolerá tirarse al suelo? ¿Y si el balón me da en la cara? En cuanto vea a Paco...lo mato"
El árbitro pita el comienzo del encuentro y para Manolito suena como el tiro de gracia del pelotón de fusilamiento. El balón echa a rodar y nuestro protagonista descubre que bajo palos se sufre más que en la grada del Vicente Calderón.
-¡Carlos corre! ¡Pepe al tuyo! ¡Banda derechaaaaaaaaaaaaa! ¡Tapad tiro por Dios!
Primer disparo a hacia la portería de Manolito, va fuerte pero al centro. Nuestro guardameta de emergencia pone las manos y desvía a córner, él se siente como un héroe, pero sus compañeros esperaban otra cosa.
-Manolito, esa la podías haber agarrado.
-Y tú podrías mover tu inmenso culo más deprisa para defender.
Toca defender el córner, Manolito es un manojo de nervios "¿Salir o no salir? That is the question" el balón vuela desde la esquina a la frontal del área lejos del alcance de nuestro héroe y de repente oye...
-¡Portero sal!
Pero antes de que Manolito pueda reaccionar el delantero rival ya ha rematado libre de marca y el balón entra sin remedio en la portería.
-¡Manolito por Dios! ¡En los córneres tienes que salir!
-¡Y tú tienes que defender! ¡Qué estaba sólo!
-¡Pues sí está solo avisa!
- ¿Es decir yo me tengo que preocupar por tapar el pase, el tiro y además de que tú defiendas? ¿También quiere un café el señorito?
Manolito ya no está nervioso, ahora está cabreado, tiene un equipo que no le hace caso y encima pretende que se convierta de golpe y porrazo en Iker Casillas, nadie quiere hacer su trabajo pero misteriosamente todo el mundo sabe cómo hacerlo.
Pasan algunos minutos intrascendentes, cierto es que el equipo de Manolito no es la Argentina de Maradona, pero el equipo rival tampoco es el Brasil de Pelé. Los compañeros de nuestro protagonista empiezan a dominar el encuentro, pero el equipo contrario corta un pase y arma un veloz contragolpe. Manolito horrorizado grita a pleno pulmón.
-¡Bajad todos! ¡Rápido!
El equipo contrario está en superioridad numérica, y los compañeros de Manolito bajan a defender al trote cochinero. En tres toques el delantero rival se planta ante nuestro sufrido portero y dispara sin que a Manolito le de tiempo a mover un sólo dedo. 2-0
-¡Ostras Manolito! Muévete un poco.
Manolito con los ojos inyectados en sangre grita.
-¡Qué me mueva yo! ¡Qué me mueva yo! Si para bajar a defender os pesan las pelotas panda de vagos. Para atacar bien que subís con alegría pero para defender...os cuesta mover el culo.
-¡Todos los porteros sois iguales! ¡Todo el día protestando!
En ese preciso instante Manolito comprende todas las broncas que se ha comido como jugador, que el tío raro ese que viste distinto y usa las manos no se queja por capricho, que igual que un delantero poco puede hacer si no recibe balones, poco puede hacer un portero si su defensa hace aguas y sobretodo comprendió que hay que valorar el trabajo del portero porque no es nada fácil.
Manolito resignado vuelve a colocarse bajo palos y piensa "En cuanto vea a Paco le voy a dar las gracias por aguantarnos cada domingo y luego...luego me lo cargo"
4 comentarios:
Pobre Manolito.... la verdad es que todos los jugadores deberían ser portero alguna vez para entender los gritos que profesáis, jejejeje.
Besos!!!
Manolito, Manolito, no me engañas tío, ya sé que esto es autobiográfico. Te ha faltado poner abajo la fuente: "Por qué me hice portero", por Guardameta xD
PD: Blogspot!!
Pues no es autobiográfico (aunque más de uno seguro que se identifica) Yo siempre he jugado de portero o en su defecto de central leñero...menos una vez que jugué de lateral izquierdo (con mi zurda exquisita)...corrí tanto que no he vuelto a jugar de jugador de campo desde entonces jeje.
Si es que ser diferente es muy dificil, el portero que tiene que solucionar los problemas que crean otros...
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